El café guatemalteco, pulmón de América.
Las plantaciones de café de este país representan el bosque artificial más grande de Centroamérica. Se estima que en Guatemala se cultivan 800 millones de cafetos que reciben sombra de 38 millones de árboles, gracias a lo cual, las plantaciones de café son un gran proveedor de oxígeno y un buen fijador de carbono. Expertos han determinado que dos hectáreas de cafetal generan la misma cantidad de oxígeno producida por una hectárea de bosque tropical húmedo. Así, diariamente este gigantesco bosque cafetal vierte a la atmósfera la cantidad nada despreciable, de 5 millones de toneladas de oxígeno. No en vano pues, la selva del departamento de Petén es considera el pulmón surtidor de oxígeno para el cono norte del continente americano.
Los bosques de millones de cafetos y árboles proveedores de
sombra, sirven, además, como corredor y refugio para aves migratorias que
proceden del sur y del norte del planeta y que utilizan las copas de los
árboles como vivienda temporal, muy especialmente la de los árboles de las
especies localmente denominadas “cuje, chalún y cuchín”. Este fenómeno ha sido
certificado por el Centro para el Estudio de las Aves Migratorias del Instituto
Smithsonian de Washington, la Universidad de San Carlos de Guatemala, y la
Fundación Defensores de la Naturaleza.
Adicionalmente, las características propias del café
permiten que sea cultivado en laderas, terrenos inclinados y montañas, lugares
que no son apropiados para otros cultivos. Esto contribuye a evitar la erosión,
facilita la filtración de la lluvia y ayuda al cumplimiento normal del ciclo
hidrobiológico.
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